Ramadán
este blog siempre cumple los años sin velas (3 años en agosto, y me doy cuenta hoy).
esta noche, no me lo explico, no he podido pegar ojo. ni ha sido el café ni la lluvia.
como detesto perder el tiempo en otra cosa que no sea dormir, y dormir no podía, estoy aquí sentada desde las cinco de la mañana leyendo artículos y completando mis trabajos en curso sobre el terrorismo suicida femenino y sobre Foucault, Butler y la Intersexualidad.
he estado escuchando con los auriculares la hadra sufí de Chefchauen.
uno de mis vecinos de Mokriset, que sabe lo mucho que me gusta la hadra, me prometió una sesión de la de El Haraiq en mi propia casa si ayunaba en el mes de Ramadán. estoy en condiciones de reclamar un sufí y medio. poca cosa. se pondrá contento porque se lo ahorra en limosna.
mi primer día de ayuno fue un poco desastre. en primer lugar, estábamos en un error pensando que el moadin llamaría a la oración a las cuatro cuarenta y cinco, porque lo hizo exactamente a las cuatro treinta y cinco. sin duda, los que me indicaron la hora no se suelen levantar a rezar el fjar. en segundo lugar, nadie esperaba que el moadin se pasara de modernillo y llamara a rezar al estilo sirio. pasó de recitar el Corán a "cantar" allahu akbar sin que me diera cuenta. sólo cuando le oí nombrar a Mohamed, el mensajero de Dios, se me atragantaron los espaguetti con tomate. nos pilló con el plato a medias, por lo que técnicamente me pueden quitar el medio sufí.
el primer día de ayuno fuimos a visitar la vieja zawiya de Sidi Sherif, en Beni Naaim. el moqadem del pueblo, nietísimo de Sidi Radi, me tentó dos horas antes del Magreb (que era a las siete menos veinte de la tarde) con un vaso de agua. era de agradecer, después de haber escalado una ladera hasta su casa.
San Chus se echó a dormir hora y media antes del Magreb porque no soportaba ya el dolor de cabeza de rigor. para mí fue un día de trabajo estupendo. tengo una foto de la babucha y del gorrito de lana de Sidi Radi, que tienen la baraka del santo y más de ciento veinte años de antigüedad. el moqadem me regaló una caja de uvas del país de las que todavía estamos comiendo en Al Qantara Sidi Miguel.
se trabaja muy despierto con más hambre que el perro de un volatinero.
y no cuento lo que nos dieron en Beni Naaim para desayunar, es decir, para romper el ayuno a las siete menos veinte cuando el moadin del pueblo dijo, dejándose de modas del Golfo, Allahu Akbar como Dios manda. la mejor harira en siete años en Marruecos, la de la señora del moqadem de Beni Naaim.