lunes lunático
la misma mañana en que Ana me propone un paseo por San Pedro de Rudagüera veo todos los videos de Jose el de Carmela en You Tube y charlo con Darren sobre los pickup artists; anulo mi cita en Mogro para ir a la playa y finalmente paso el mediodía escuchando a Liz Carroll y leyendo una narración de Nuria Barrios en El País. también he visto un videoclip de Sinzio. Darren me ha contado de primera mano que Robbie Williams le robó la novia a Neil Strauss, el autor de The Game, el libro de referencia de la seducción de academia; una amiga de Courtney Love llamada Lisa Leveridge. esto debe ser eso que llaman aldea global. la red me está convirtiendo en una paletorra virtual. mi madre me ha dado a elegir alubias o puré de verduras. calzo las mismas zapatillas verdes con las que salí pitando del incendio en Marruecos. mis zapatillas son a mí lo que las alas a los tobillos de Hermes.
ayer estuve en la playa de Cuchía; y cuando me incorporé de la toalla después de una siesta ineludible vi como un urbanita de gimnasio pescaba a mano una lubina de seis kilos - hecho nada excepcional si se tiene en cuenta que yo había salido a las siete y media de la mañana por la puerta del invernal de Polaciones para llegar a misa a Roiz a las once y media y que había podido constatar en el transcurso de esas primeras cuatro horas del día (una en ayunas) que el exceso de té con orujo caliente como fin de fiesta tiene sus efectos secundarios (nada ficticios). le echo la culpa al té con orujo porque la mezcla de heineken y lambrusco me parece demasiado bella como para ser dañina.
estas frivolidades son lodos; he olvidado mi cita matutina con el Marqués de Van Drall. esta mañana he dicho que me gustaba Jonathan Rhys-Meyers y aún estoy reflexionando sobre lo categórica que puedo llegar a ser a veces. me he aprendido una vieja canción de The Pogues, I´m a man you don´t meet every day. me duele el cuello. tengo sueño. con el pretexto de tomar el sol, me dormiré una siesta. y después de no sé cuántos paseos por el caos más, escribiré la memoria que me permitirá renovar mi contrato con el gobierno vasco y con la universidad cántabra.
esta noche le pondré punto y final a mi artículo sobre Geertz. pero vosotros no queréis que os vuelva a dar la chapa con él, ¿verdad?
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