sus scrofa
esta tarde, al llegar a casa después de un día de excursión por Los Carabeos, San Chus y yo nos hemos encontrado un jabalí muerto debajo del piezcal. cosa curiosa, que nos pasemos la tarde en un coto de caza de renombre, y que sin haber disparado un solo tiro, tengamos una pieza en casa y camino del plato.
también hemos hecho una parada en Juliobriga, que comparada con las ciudades romanas que hemos visto este año, Volubilis y Emerita Augusta, parece de mentirijillas.
el jabalí es un regalo familiar.
mañana por la mañana hay que llevarle un cachito de carne al veterinario. por la tarde, si es que no hay rastro de triquina y el bichu está sano, habrá que organizarle una sesión de cuchillos largos y afilados.
pero las mejores sesiones serán a la hora de comer y cenar!
para mañana tengo pensado continuar con los primeros capítulos de la tesis doctoral; estoy escribiendo unas páginas bastante elaboradas -pienso en el tiempo que he empleado, no en la cantidad de pólvora que he descubierto- sobre el Islam popular y el abuso de las dicotomías. en mi hora de relax pensaba bordar unas servilleta más del mantel de Hardanger que le he hecho a Inma este mes. pero creo que a las cuatro voy a estar como un clavo al lado del jabalí, Olympus en mano.
ya os contaré que me dicen cuando abra la boca para pedir los dientes.
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