the sleeping prophets
las sincronías me vuelven a dar algunas conexiones que quiero compartir.
en el libro gordo de Petete que estoy escribiendo, y con el que espero doctorarme en breve, incluyo un capítulo en el que analizo los ritos vinculados con los sueños y las visiones en el Islam.
hace cuatro días, la víspera de la muerte de Antonio Vega, vi la mitad de Caótica Ana, la película de Julio Medem. la actuación de Antonio Vega en la película me recordó que existía -e incluso me propuse rescatar alguna canción para mis oídos-, pero justo a la mañana siguiente dejo de existir y fue lo primero que leí en la prensa al conectarme a Internet.
en Caótica Ana -hasta donde he visto, porque aún debo completar la película-, Julio Medem ha escrito un papel femenino sumamente interesante. la hipnosis hace que Ana experimente corporal y visualmente vidas ajenas o vidas pasadas.
no sé si Julio Médem pudo haberse inspirado en la figura del norteamericano Edgar Cayce (1877-1945), un hombre al que se ha definido de muy diversas maneras, principalmente como psíquico, clarividente y profeta durmiente. Edgar Cayce se dedicó, entre otras cosas, a experimentar lo que él consideraba reencarnaciones, y lo hizo a través de regresiones a vidas pasadas a través del sueño o el trance. también era un practicante de la hipnosis.
la de profeta durmiente (sleeping prophet) es la etiqueta que -google mediante- me ha llevado hasta él.
en el norte de África, en el pasado y en la actualidad, algunas personas permanecen en letargo durante días o semanas, y tienen visiones durante estos períodos de trance o sueño. al despertar, bien actúan como profetas, de forma oracular u ofreciendo premoniciones.
la madre de mi casero era una de éstas personas. los vecinos acudían a su casa cargados de preguntas. ella caía en el letargo y permanecía dormida durante días o semanas. al despertar, ilustraba a los necesitados de sus visiones. en árabe, a las personas como esta mujer se les llama "durmientes". y lejos de lo que podría parecer pensando en Edgar Cayce y la Caótica Ana, este no es un fenómeno exclusivamente cinematográfico ni propio de la Norteamérica heteróclita del siglo XX. de hecho, a poco que pongamos en marcha la centrifugadora histórica, Epiménides, los siete durmientes de Éfeso, los durmientes del templo de Asclepio (Esculapio) en Epidauro, la Bella Durmiente, los durmientes de los historiadores árabes medievales y mis mujeres marroquíes del siglo XXI nos sitúan frente al poder de los discursos oníricos, frente a las formas de corporalidad vinculadas con el sueño, y frente a la necesidad de verdades parciales con la que vive el ser humano.
la elección de Caótica Ana no tuvo nada que ver con el capítulo en el que estoy trabajando; la busqué como evasión, y dejó de serlo cuando empezaron los sueños y las hipnosis, y los personajes a hablar en árabe. la otra mitad la veré cuando acabe de escribir el capítulo.
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