inadvertida, desconocida
mi traducción del poema anterior:
inadvertida, desconocida, aquí en soledad me quejo
ante las peñas, las colinas, las praderas y las fuentes,
que no pueden ayudarme a aliviar mi dolor,
pero me devuelven con su triste eco mis penas.
así se incrementan mis desgracias,
resonadas doblemente por esa voz quejumbrosa
que parece secundarme en la miseria,
y la respuesta parece una elección propia y amigable.
así solamente ella se me ofrece como compañía,
las otras me entregan silenciosamente su calma.
pero aquellos que penan, desean una prueba de su aflicción;
los placeres no representan para los ojos moribundos más que una enfermedad:
y así estoy yo, quién diariamente muere,
gimiendo en un estado que no me puede confortar.
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